Las llaves

Los cumpleaños son una tradición en mi vida. Desde que tengo memoria me levanto sorpresivamente  temprano a las 6:00 am, es el único día que me gusta dejar las cortinas abiertas para que entre la luz del Sol por las ventanas, así también paso la noche con algo de frío.

Ya no recuerdo que pensaba antes de Eduardo, siempre ha estado. Me llama a las 6:15 con la canción de las Mañanitas  (aunque el deteste las rancheras) y me diga algo hermoso escrito por alguien más, porque jamas por inspiración propia, siempre es un poeta o escritor de moda. Pero es un lindo detalle.

Siempre sonrió, le digo lo mucho que lo amo y escucho la frase que por diez años ha repetido "princesa hoy es tu día, hacemos lo que quieras hoy".

Ya sabe lo que quiero, ha preparado fiestas sorpresas, me regalo a Chichi ( nuestra hija) , almuerzos familiares, ramos de flores, tortas sorpresas con los compañeros de oficinas, entradas a dos conciertos, una escapada a la playa. Siempre planifica algo que descubro, pero sonrió con cara de sorprendida.

Ni siquiera sé porque pienso esto, si yo soy felíz, tengo todo para ser felíz, es más yo soy felíz y como no estarlo si es mi cumpleaños.

Si no fuera porque hace tres meses he comenzado a creer que mi felicidad no es tan grande como creía. Bueno es que hace media hora Ramón me visito diciéndome lo mucho que ama y extraña. Que eso de vernos solo a la hora del almuerzo le parece poquito y que de regalo de cumpleaños me iba a dar una copia de las llaves de su casa por que las de su corazón las tenía hacía ya un año.

Teresa.