jueves, 19 de julio de 2012

Y desde ese día no le lloro a nadie

Tatica se sienta frente a la ventana, mira a través de ella , pareciera que estuviera reviviendo lo que relata:
Ese día me levanté tempranito, me estrené el vestido de la imposición de medalla, pasé una hora maquillándome, bajé corriendo por las escaleras y salí por la puerta del patio, allí me esperaba Graciela con el carro de su mamá.
Toma un sorbo de manzanilla. 
Me monté y le dije vamos a su casa apúrate que sale a las nueve y ya son las ocho. Todavía recuerdo la cara y las palabras de Gracielita: ¿Tu estas segura, Tati?. Claro, le respondí. Vamos y no me preguntes más nada. 
El trayecto de mi casa a la suya fueron veinte minutos exactos. Llegamos, lo llamé y no contestó. Como conocía al vigilante le dije que necesitaba verlo para entregarle una nota de su novia, él me creyó y me dejó pasar. Toqué el timbre y afortunadamente abrió la puerta. Estaba hermoso, ya estaba vestido, no le faltaba nada, hasta el brochecito ese que se ponen los novios tenía. Le dije Santiago te amo por favor, no te cases, vamos a escaparnos, no perdemos nada y ganamos mucho. Sin ti ,la vida es un cúmulo de días vacíos y no quiero que pierda  sentido. Había repetido ese discurso un montón de veces y le dije dos frases pegadas. Su cara era un poema, estaba pálido, me empujó hacia las escaleras para que nadie me viera, le dijo a la mamá que era la conserje, trancó la puerta me miró con esos ojos grandes color avellana, Tatica no te voy a dejar sólo me caso con ella. Ya hemos hablado de esto, así que ve a tu casa. Creo que me dijo otras cosas pero la verdad no lo recuerdo, sólo se que le supliqué llorando que no lo hiciera y mira que fui insistente. Me marcó el ascensor y dijo que me llamaría después que volviera de la Luna de Miel. Cuando me monté de nuevo en el carro eran las ocho y cuarenta y ocho. Gracielita lo único que hizo fue abrazarme, darme un pañuelo y pedirme que no manchara el vestido porque la graduación era la próxima semana. Desde ese día no le lloro a nadie....
Se terminó la manzanilla, me dio un abrazo y me dijo la historia de tu papá te la cuento para cuando no estés despechada.

Susana.

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